domingo, 23 de noviembre de 2008

Mírame.

Y aún sus manos le parecían bonitas, incluso rojas de tanto aplaudir suscitaban en él el digno recuerdo de los cisnes. Los bucles de su pelo le llamaron la atención, tan perfectos, tan profundos.... No tuvo reparos en acercarse para rozarlos. Le caían mechones de pelo negro sobre la morena tez, apenas era visible un triángulo en su frente y sus ojos acaparaban los suspiros del caballero. Con las cejas no muy anchas y el ceño fruncido provocaba una ligera sensación de superioridad. Las pestañas delgadas y los ojos firmes, acompañados por una mirada atenta y dura, propia de una persona testaruda. Sus pómulos pronunciados daban a sus mejillas un aspecto redondo y sobrecargado y la barbilla no se hacía notar entre tanta piel. Su cuello era largo y menudo, con llamadas anónimas hacia las manos del caballero, que deseaba acariciar todo su cuerpo. La cadena que colgaba debajo de su cara, caía ligeramente hasta posarse como los colibríes sobre el bambú. Tenía el cuerpo ligeramente inclinado, aunque sus hombros seguían dibujando una perfecta línea recta entre ellos. Antes de volver a dirigir su mirada a las manos de la muchacha, el caballero oyó su inconfundible risa y sus labios, gloriosos, rojizos y dulces le proporcionaron una inesperada sensación interior. Las manos ahora caían sobre sus rodillas y cogían el rosado vestido que cubría su desnudez. Cada arruga, cada detalle y cada trozo de tela que la cubrían, fueron observados atentamente por aquél hombre de mirada ardiente. Sus tobillos se dejaban entrever por las telas de sus ropas y sus pies, calzados en unas delicadas sandalias, eran dignos de ser besados por los marqueses más déspotas. De ella se desprendía una extraña esencia, un aura que la aislaba de las demás jóvenes del lugar. Cada movimiento era realizado con una gracia y una desenvoltura únicas. El caballero se olía las manos después de rozarle el cabello.
Ahora, sentado lejos de ella, podía fijarse en cualquier detalle que quisiera sin ser descubierto; La joven no sospechaba nada, hasta que por casualidad miró hacia su lado derecho y le vio, atentamente mirándola, pero tan absorto en sus pensamientos que no pareció darse cuenta de que él también estaba siendo observado....






....El pasado con palabras no es olvido sino vida....

martes, 18 de noviembre de 2008

Nos invaden los rusos...

Hay canciones y canciones. Las que nos dejan indiferente, las que no nos gustan y las que son capaces de hacernos renacer entre sus notas, sus melodías y sus palabras... Hay canciones que nos tocan el pato y nos hacen llorar, otras que mágicamente nos dan alegría o nos hacen bailar. Algunas pasaron desapercibidas al principio y luego se fueron haciendo más y más importantes hasta que un día, no puedes vivir sin ellas. Otras lo fueron en su momento, pero hoy ya no las escuchamos.
Las frases de las canciones, esas que están incompletas o demasiado largas, esas que son de colores o sólo están en gama de grises, esas frases que se nos quedaran grabadas durante muchos años, quizás toda la vida. Y que cuando tengamos arrugas, recordaremos como momentos clave, momentos felices o quizás desdichados.
Esos momentos de verano, todo el mundo tiene una canción para un verano, y no me refiero a la canción del verano como tal, sino a nuestra canción del verano, a esa que sólo cada uno sabe lo que significa, el color que tiene o el aroma que desprende. De cuando estás en la playa, en soledad, o cuando estás en el campo con tu perro... de cuando no tienes nada y te sientes la persona más rica del mundo o de cuando estás rodeado de una multitud y te sientes indefenso, de cada una de las opciones que hayas elegido para vivir, tendrás una canción.
Todo va muy deprisa, una mezcla de colores sin definición clara, todo se va moviendo y yo estoy quieta, rodeada de movimiento, mirando con miles de ojos y sintiendo con miles de pieles, todo vive, yo observo. Dan vueltas, como cuervos entre la carroña, no se definen, se entremezclan y me emborrachan de esencias, de mieles, de locura, caigo rendida al deseo de abandonarme y dejarme llevar, mentes vacías llenas de nada, compuestas por nada, sin nada más que la nada... El tacto del calor, sin llegar a abrasar, el contacto con el interior, el momento álgido, el instante preciso, la caída imperdonable... el final.





...Me gustaba esuchar tus canciones detrás de la puerta....

viernes, 7 de noviembre de 2008

El mundo se está volviendo loco.

El otro dia iba paseando por la calle, me cayó una gota de lluvia, con arena. Al instante caí al suelo, dormida. Qué extraña sensación la de haber sido presa fácil de una gota de agua. Pero en sueños le ví, con su larga nariz y sus piernas delgadas, la sonrisa parecía surrealista, con los hilos se mantenía en pie y caminaba hacia mí, todo su cuerpo iba transformándose en espuma, en nubes, y finalmente en agua. Iba tras él un sendero de agua batida, multicolor y oleosa. Alargó una mano, se iba deshaciendo poco a poco, sin poder parar, iba perdiendo altura, atardeciendo como una tarde de invierno. Me dedicó su última sonrisa y yo desperté entre hojas marrones y húmedas. Dos muchachos iban paseando sin más miedo que el de la llegada del final del día, sin más temor que el de separarse y sin más emoción que la de estar juntos. El viento me empujaba desde atrás, haciéndome ver la realidad del revés, sin comprender nada, y sin querer comprenderlo todo. Al llegar al parque dibujé un suspiro entre la orilla del lago y la mala hierba, dejando mi cuerpo reposar sobre la alfombra del suelo. Era demasiado fácil.
Me llegaba la melodía de una canción desconocida, de un ritmo lento y dulce que me impregnaba el paladar de sabor a margarita. Un escalofrío me recorrió de arriba a abajo y tus ojos me despertaron. Con las botas puestas, ya dispuestas a partir, andando más rápido de lo que iban mis piernas, mi espíritu había echado a correr sin avisarme. Carente de alma, o de espíritu, las plumas de un ave blanca me llenaron el interior, dándome valor para volver a vivir. Y esa canción continúa sonando.
Durante mi peregrinaje, mi regreso se iba haciendo lento y agrio. Divisé una ventana entre tanta multitud que lo único que hizo fue reflejarme, no había nada detrás de esa ventana. ¿ Para qué están las ventanas sino es para mostrarnos lo que hay detrás ?. Esa sensación de desarraigo, de desamparo, de soledad entre tanta gente. Esa sensación de vacío, hinchado por el helio de los globos, todo el cúmulo de soledades y puestas de sol que habitaban en mi cuerpo estallaron en un instante multicolor del que nadie se quiso perder ni la presentación. Volver a sentirme yo. Ser el centro de la nada, de mi nada. Y salir corriendo con los brazos abiertos y la sonrisa de sándalo y azahar. Sin nada que me pare y sin nada que me pueda parar.


Y entonces pensé...





Sí, el mundo se está volviendo loco....

domingo, 2 de noviembre de 2008

Doble fila.

De aquí para allá es un no parar. Dos vidas, reales y ficticias, dignas de seguir en sueños, dignas de ser olvidadas.
Ahora en España, vida relajada, llena de comodidades, en casa, con buena comida, buena compañía, mi perro, mi familia.. el calor de un hogar.
Luego en Francia, bullicio, gente, sensaciones, sobresaltos, lucha por la vida, apoteósis... el frío de una habitación.
Entre las dos, a veces, encuentro un equilibrio que me lleva a querer partirme por la mitad y poder vivir esa doble vida sin pensar o sin tener recuerdos. Ya se sabe que el ser humano es un ser muy caprichoso, que siempre quiere lo que no tiene, y que cuando lo tiene, deja de desearlo tanto como lo deseaba. Yo quiero estar aquí y allí, quiero ser sol y lluvia, frío y calor.
Dedicarme de lleno a una de esas dos vidas, ahora me parece imposible. Si estoy aquí me pregunto qué pasará allí, y viceversa.
Si aquí hace frío, allí también lo hará? Está claro que cada una tiene su momento, sus inconvenientes y sus virtudes. A pesar de todo, no cambiaría ninguna de las dos vidas, no cambiaría mi situación.
He tenido la suerte de poder elegir, de tener lo que he querido y lo que aún quiero. He conseguido llegar a cumplir uno de mis sueños, vivir en el extranjero. Vivo lejos de aquí, sin lo que antes, era mi apoyo, sólo con mi alma y mi cuerpo, día a día, enfrentándome a todo. He aprendido a vivir por mi cuenta, a respetarme y a quererme día a día. Se llama suerte, y dedicación, se llama ánimo y espíritu. Lograr lo que quieres en esta vida, no tiene precio.
Para colmo me voy a París en una semana.. quién me lo diría!! Son cosas que sólo se consiguen de Erasmus, son cosas que sólo se consiguen luchando... Son las cosas que yo quiero.
Y de tanto hablar del mar, últimamente me falta demasiado, incluso empiezo a echar de menos mi barco, la brisa del mar en mi rostro, la libertad de estar en mitad de la nada...




...O pasear por la playa en una tarde de tempestad....